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Perder el juicio

Deambula firme por la vida en la que mira lejos con decisión, toma decisiones que no firma, su palabra es tinta y corazón. Cuando te lleva de la mano te provoca esa sensación de que el camino nunca es largo ni hay risa sin emoción. No tengo voz ni voto en este caso y por loco nunca sirve mi premisa porque siempre que saca su sonrisa hace que yo pierda la razón.

Alambique

No hay metáforas, no escondo ideas, porque no quiero esconderme, ya no, de ti no. Hay lágrimas necesarias y otras de desahogo, pero las de hoy pesan, mojan y queman, las de ayer rugían desgarradoras cuando las mataba al nacer y aquellas que pudiste ver fueron las más sinceras al no decir nada. Destilando el dolor que acumula mi culpa y mi historia compartida, que por desgracia conoces y por fortuna recuerdo. Que desborda, que amenza con romperme y destrozarme y que sigues consiguiendo achicar haciendo caso omiso de tus cicatrices. Y es la ironía lo que me hace rabiar, la risa sarcástica que vira todo lo que hago de buena fe en latigos de suave cuero. Otra noche que mi almohada me pregunta por ti: "¿qué ha sido hoy?, ¿otra vez llueve?" Joder, como me duele esa pregunta, porque no me importa mojarme, ya está, lo he dicho, lo ha oído, ni siquiera tengo paraguas aunque sé que va a llover... No soporto tener fallos, que los acepto, pero los que son contigo no, esos nunca. Son los

Entre las losas

Luces blancas esperaban, la esperanza acompañaba. La tarde roja caía lenta por las prisas y los caminos eran demasiados. No sé elegir cuando no se puede fallar. ¿O sí? Meterse en la boca del lobo era un juego al que empezaba a ganar con demasiada facilidad. Odio que esos dientes que me muerden sean tan seductores, la conversación interna volvía una vez más... Cansar mis pies lejos de su foco me hundía a cada segundo, el frío que me iluminó marcó la temperatura preparatoria y la destilación acumulada no era buena amiga. Largos adoquines nos guiaron en silencio. Ya llegamos. Hace frío. Distancia. Mismo abrigo, mismas dudas. Suave látigo el que derramó mares sobre blancas nubes. Y ahí estaba yo: tumbado, caído... y ahí estaba él de nuevo, con sonrisa de pena y burla, podía oír su suspiro. Sus palabras me abrazaron con dolor, cual padre que levanta a su hijo tras caerse: "No debías haber salido, te lo advertí, te avisé que te harías daño... Pero solo así se aprende"

Longitud onírica

No tengo otro remordimiento que haber sido el percutor, y no tengo otro pensamiento cuando me llega el calor. Será que solo te recuerdo cuando soy artesano, Que inoportuno, lo siento, mejor no ensayo. Y te atreves en mi sueño a darme lo largado con más de dos metros de suelo probando lo olvidado. Tu espalda es mi vigía Y tu pecho yace espectante al conocido espía de secretos vibrantes. Vueltas y vueltas oníricas que marearon mi orientación y con extraña sorpresa típica me despertó la decepción. Fuerte evalué la fisica, Suave el olor a menta, Odio al que anchura quita Que ahora solo mide noventa.

Maldita tu sonrisa

Al final, de todo se entera uno. Quizás no para mal, pero lo he sentido como una traición que no vi y duele más por estar ya fría la herida. Y a lo mejor no soy el más indicado para quejarse por ser tan retórico y vestir tanto las palabras, pero lo mío (aunque sentimientos vulnerables) son verdades. Me quema el pecho... ¿Por qué? Ni siquiera tenía importancia, llegué a autoconvencerme de que era mejor así: todo guardado y todos a salvo... Era tu oportunidad, mi oportunidad, la oportunidad... Aunque la mía fuera egoísta en su mayoría a un mártir no le reprochas el sacrificio. Y yo me lamento de su ignorancia. Y al releer este texto tan visceral que me has arrancado puedo entender algunas cosas... Como que te tengo tanto miedo que no pude ver el miedo que me tienes tú a mi. Incluso, que además le tenemos miedo a lo mismo. Conseguí culparme de ello por mirar los caminos cuando en un desierto no los hay. ¡No los hay! Le grito al viento y no lo oye el universo. ¡No es mi culpa!

Mejor se camina a oscuras

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Creía que al intentarlo fracasaría... Hasta que lo intenté. Sin riesgo no hay aventura y al arriesgarme me aventuré. En un laberinto, el enigma es la salida... En el mío hay muchas a la vista y el enigma es cuál elegiré. En todas hay victorias y en ninguna hay luz. Quizás porque hay que llevarla, quizás porque la tienes tú. ¿Y si solo caminamos por el laberinto? ¿Y si estamos mejor así? Perdidos...

De los valientes

Fuera de la rutina, nada más lejos de la normalidad no había nada en el camino aparte de lo dibujado en el papel. Reencuentros, bromas y formalidad en reuniones de compromisos sin nada que ofrecer. Recuerdo esa puerta que nunca cerré con llave y que se está abriendo como diciendo "Ven", pero yo, incrédulo soñador que no se ve en espejos, sigo pensando que no la cruzaré, mientras creo dejar abiertas otras tantas intento, al menos, no pensar esta vez. Así me dejo llevar y cuando me doy cuenta estoy corriendo... Corriendo y sonriendo  buscándo con la mirada, encuentro y ahora estoy riendo cuando comienzo a creerlo. Palabras recuerdan, empujadas por la espuma, reflejos del presente, del momento, y sin saberlo también predicen el futuro. Lo veo, lo intuyo, pero como siempre, no me atrevo. Largo es el camino y corto es el paseo. Te rozas, me despistas y juegas con mi sueño. Te acercas, me susurras y aun no lo creo. Es el moment